miércoles, 13 de noviembre de 2013

CIM ECM - ESPONGIS (27/10/2013)

Cuando menos lo merecíamos, se rompió el cántaro.

Malos presagios y nubes negras asomaban en el horizonte cuando Mario anunció el sábado su no asistencia. Mal augurio que causen baja los dos máximos realizadores de la temporada pasada. Demasiadas ventajas de partida para un rival que no necesita de ayudas externas y que se confirmó como el enemigo a batir. Y a pesar de todo…

Desde la perspectiva que da la distancia con los acontecimientos, la de ayer fue una derrota que entraba dentro de las previsiones pero inmerecida si nos atenemos a lo estrictamente deportivo. Sirviéndome de términos pugilísticos, diré que aunque igualados a los puntos, ellos se llevaron la victoria final por tener mayor pegada, concretamente por un derechazo a la boca del estómago que nos condenó a desprotegernos durante el resto del combate, mediada la segunda parte.

Fue el de ayer un partido serio, con una primera parte casi perfecta emborronada por la falta de puntería y dos despistes en las marcas. Movían la pelota ellos, defendíamos muy ordenadamente nosotros. Ellos apenas tuvieron ocasiones, y nosotros tuvimos no menos de cinco claras de contragolpe de las que ninguna acabó convirtiéndose en gol. Marcamos de jugada, dos antes del descanso. Marcaron de despiste, dos también antes del descanso, con el agravante de que el segundo fue de córner (nuestra segunda peor jugada después de los córners a favor) y con el tiempo concluido. Fue el primero de los golpes que nos mandó a la lona, el segundo y definitivo estaba por llegar.

Comenzó la segunda sorprendentemente con dominio y buenas combinaciones (raro, raro), y se intuía que el tercer gol sería definitivo. Por desgracia y tras una gran acción por su parte (no he mencionado aún que son un rival de categoría que juega muy bien a esto) llegó el  KO. El final de la historia es fácil intuir. No está diseñado este equipo para acometer una remontada ante un rival de altura, más bien para resistir, así que nos ahogamos después de mucho remar y ellos aprovecharon nuestro cansancio y nuestra desesperación para aumentar la ventaja.

Perder siempre amarga, pero hoy he conseguido extraer alguna conclusión positiva de lo ocurrido ayer: a pesar de la merma inicial de nuestro potencial real, supimos no sólo competir, sino merecer una amplia ventaja y quién sabe si definitiva hasta mediada la segunda parte; seguro que no volveremos a regalar tanto en futuros encuentros, tanto en ataque como en defensa; y quién sabe si el gol rescatado en el último momento bien podría valer un campeonato.

Hemos gastado una bala y el margen de error se ha reducido, pero nada ha cambiado. Somos mejores que el año pasado y hemos tomado nota de lo que no puede volver a ocurrir.

P.D.: ¡Qué no me entere yo que esa camiseta pasa hambre!

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