¡¡¡¡¡CAMPEOOOOOONES, CAMPEOOOOOONES, OÉ, OÉ, OÉ!!!!!
A pesar del árbitro, a pesar del rival, a pesar de la hora, a pesar de la baja de Pablo, a pesar de la congestión de Juan, a pesar de la lesión de Mario, a pesar de dilapidar una ventaja enorme, a pesar de estar a un gol del desastre, a pesar de los pesares …¡¡¡¡¡CAMPEOOOOOONES, CAMPEOOOOOONES, OÉ, OÉ, OÉ!!!!!
Basta remitirse a la crónica de la primera vuelta para comprobar que esta vez la historia fue totalmente distinta. Si en la primera vuelta el partido tuvo mucha intrahistoria y poca historia, esta vez sólo hubo historia. Al igual que en el partido de la primera vuelta, la primera parte fue nuestra, y vaya si lo fue. Cuatro goles como cuatro soles, y pudieron ser más. Esta vez la puntería nos acompañó, bueno, la puntería y la generosidad del portero rival. Igual ellos merecieron marcar, pero el descanso reflejaba un cuatro a cero impensable e increíble, aunque totalmente merecido. Esta vez no hubo despistes ni regalos y sí una primera parte para enmarcar.
A partir de aquí, volvió a repetirse la historia de la primera vuelta y la segunda parte fue totalmente para ellos. Veinte minutos con portero-jugador y con muchas, muchas, muchas ocasiones. Aguantamos siete minutos con el marcador a cero, pero una vez que abrieron el melón, la sensación era que se lo iban a comer enterito. Así que no hubo más remedio que asumir algún riesgo y atacar de vez en cuando. Y menos mal, porque el gol que metimos después de un jugadón bien valió un campeonato. Faltando casi cinco minutos para el final del partido, ellos se pusieron a un gol (el empate les valía) y nosotros achicamos y achicamos, y ellos empujaron y empujaron, y el árbitro nos perjudicaba y nos perjudicaba, y el final se volvía cada vez más lejano y el suspense se volvía cada vez más insoportable …segundo a segundo …hasta el pitido final …hasta el sufrido final …y después …la gloria …¡¡¡¡¡CAMPEOOOOOONES, CAMPEOOOOOONES, OÉ, OÉ, OÉ!!!!!
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. Y fuimos felices y comimos gambas en lugar de perdices y les dimos con los bigotes en las narices.
Han participado en esta SUPERPRODUCCIÓN (por orden alfabético):
Alberto, el ausente: ¡¡¡¡DIMISIÓN!!!! Si es que no has muerto, necesitamos a más viejos rockeros para el nuevo proyecto de defensa del campeonato, así que ponte las pilas, esas alcalinas que sabemos que tienes.
Dani, el “qué bueno que viniste”: prometió que en dos partidos se pondría al día, y si dura un mes más el campeonato, retiramos su camiseta y lo hacemos presidente honorífico. Imprescindible en el tramo final de la temporada.
Figu, el asistente: todo pundonor, entrega, empuje y alma. Este año ha dado rienda suelta al Guti que desde siempre lleva dentro. Sigue y seguirá siendo pieza fundamental del puzle.
Juan, el correcaminos: a pesar de sus problemas físicos durante la temporada, corrió y corrió y volvió a correr y a defender las causas perdidas el día que fuimos campeones.
Mario, el crack: vino para jugar en el parqué, y cuando se lo hemos concedido, nos ha hecho campeones. Segunda piedra del proyecto de campeones, y eso que creíamos que con Pablo habíamos tocado techo.
Pablo, el asegurador: cuánto echamos de menos tus seguros de vida. El primer gran fichaje del proyecto de campeones. Un placer tenerte y una ausencia que no podemos permitirnos. ¡Vuelve pronto!
Portu, el dandy: fallón, paquete, Torres, el que nunca hace nada y todo lo que tú quieras, pero el más guapo de largo. Y ni que decir tienen el resto de sus atributos físicos.
Tano, el gran capitán: cada año pierde un poco la exclusividad anotadora, pero sigue siendo puntual a su cita con el gol. Es sin duda el superdotado del grupo. Su cuerpo es una máquina perfecta para la práctica de este deporte al igual que lo es para la ingesta de cerveza.
Waldo, la conciencia: sin duda, la cabeza del proyecto (con y sin acritud). Salvador en los momentos de zozobra y empanamiento masivo, es quizá quien más ha contribuido a la consecución del campeonato, por tanto sería justo reconocer que posiblemente sea el Man of the championship. Y el más viejo posiblemente también.
Basta remitirse a la crónica de la primera vuelta para comprobar que esta vez la historia fue totalmente distinta. Si en la primera vuelta el partido tuvo mucha intrahistoria y poca historia, esta vez sólo hubo historia. Al igual que en el partido de la primera vuelta, la primera parte fue nuestra, y vaya si lo fue. Cuatro goles como cuatro soles, y pudieron ser más. Esta vez la puntería nos acompañó, bueno, la puntería y la generosidad del portero rival. Igual ellos merecieron marcar, pero el descanso reflejaba un cuatro a cero impensable e increíble, aunque totalmente merecido. Esta vez no hubo despistes ni regalos y sí una primera parte para enmarcar.
A partir de aquí, volvió a repetirse la historia de la primera vuelta y la segunda parte fue totalmente para ellos. Veinte minutos con portero-jugador y con muchas, muchas, muchas ocasiones. Aguantamos siete minutos con el marcador a cero, pero una vez que abrieron el melón, la sensación era que se lo iban a comer enterito. Así que no hubo más remedio que asumir algún riesgo y atacar de vez en cuando. Y menos mal, porque el gol que metimos después de un jugadón bien valió un campeonato. Faltando casi cinco minutos para el final del partido, ellos se pusieron a un gol (el empate les valía) y nosotros achicamos y achicamos, y ellos empujaron y empujaron, y el árbitro nos perjudicaba y nos perjudicaba, y el final se volvía cada vez más lejano y el suspense se volvía cada vez más insoportable …segundo a segundo …hasta el pitido final …hasta el sufrido final …y después …la gloria …¡¡¡¡¡CAMPEOOOOOONES, CAMPEOOOOOONES, OÉ, OÉ, OÉ!!!!!
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. Y fuimos felices y comimos gambas en lugar de perdices y les dimos con los bigotes en las narices.
Han participado en esta SUPERPRODUCCIÓN (por orden alfabético):
Alberto, el ausente: ¡¡¡¡DIMISIÓN!!!! Si es que no has muerto, necesitamos a más viejos rockeros para el nuevo proyecto de defensa del campeonato, así que ponte las pilas, esas alcalinas que sabemos que tienes.
Dani, el “qué bueno que viniste”: prometió que en dos partidos se pondría al día, y si dura un mes más el campeonato, retiramos su camiseta y lo hacemos presidente honorífico. Imprescindible en el tramo final de la temporada.
Figu, el asistente: todo pundonor, entrega, empuje y alma. Este año ha dado rienda suelta al Guti que desde siempre lleva dentro. Sigue y seguirá siendo pieza fundamental del puzle.
Juan, el correcaminos: a pesar de sus problemas físicos durante la temporada, corrió y corrió y volvió a correr y a defender las causas perdidas el día que fuimos campeones.
Mario, el crack: vino para jugar en el parqué, y cuando se lo hemos concedido, nos ha hecho campeones. Segunda piedra del proyecto de campeones, y eso que creíamos que con Pablo habíamos tocado techo.
Pablo, el asegurador: cuánto echamos de menos tus seguros de vida. El primer gran fichaje del proyecto de campeones. Un placer tenerte y una ausencia que no podemos permitirnos. ¡Vuelve pronto!
Portu, el dandy: fallón, paquete, Torres, el que nunca hace nada y todo lo que tú quieras, pero el más guapo de largo. Y ni que decir tienen el resto de sus atributos físicos.
Tano, el gran capitán: cada año pierde un poco la exclusividad anotadora, pero sigue siendo puntual a su cita con el gol. Es sin duda el superdotado del grupo. Su cuerpo es una máquina perfecta para la práctica de este deporte al igual que lo es para la ingesta de cerveza.
Waldo, la conciencia: sin duda, la cabeza del proyecto (con y sin acritud). Salvador en los momentos de zozobra y empanamiento masivo, es quizá quien más ha contribuido a la consecución del campeonato, por tanto sería justo reconocer que posiblemente sea el Man of the championship. Y el más viejo posiblemente también.
